Perros Pastores: Compañeros Inteligentes y Protectores Los perros pastores ocupan un lugar especial entre los llamados “perros trabajadores”. Estos ejemplares fueron seleccionados y entrenados a lo largo de los años
Enseñar a un perro a andar atado con correa
Un perro, prácticamente desde que es cachorro, debe acostumbrarse a los pasos de su dueño que, normalmente, deberá llevarlo atado con una correa. Aquellos perros con la suerte de tener dueños con posibilidades de espacio, donde el imprescindible ejercicio y contacto con el mundo pueda darse sin temor a multas o molestias a terceros, tendrán una mejor calidad de vida. De todas maneras, el uso de la cadena o correa es imprescindible y hay que insistir en la conveniencia de acostumbrar al perro a ella desde muy joven.
No es infrecuente ver por la calle a personas que son, literalmente, remolcadas por su perro… llevadas por él, cuando debería ser al contrario. Este problema puede convertirse en algo muy serio cuando el perro es de cierta fuerza y envergadura y el dueño no posee las cualidades físicas más óptimas.
Para enseñar a un perro a andar atado con correa deberemos tener en cuenta una serie de factores: la fuerza no es lo más importante, ni las correas más cortas y collares dolorosos, sobre todo con ciertos animales tozudos, que entienden mejor a través de un sistema algo más complejo pero más satisfactorio.
Para empezar a enseñar a un perro a andar atado con correa, si el dueño usa la mano derecha para empuñar la correa, el animal debería ir a la izquierda y mantenerse en esta posición durante todos los paseos del aprendizaje. En este caso, con la mano izquierda debería tomarse la correa por la mitad y, con la orden de ‘al paso’ o la que se considere oportuno, echar a andar atrayendo la atención del perro mediante buenas palabras, sobre todo si sus pasos se adecuan a los nuestros.
Si el perro da un tirón para alejarse, el dueño deberá dar otro, con la mano izquierda, para inmediatamente soltarla y dejar solo la derecha empuñando la correa. Si el perro trata de cruzarse por delante del dueño, éste deberá dar un pequeño tirón y, mediante la orden auditiva de ‘al paso’ a tono severo, seguir el camino situando al perro siempre a la izquierda. En el caso de que el perro no reaccione a los mandatos, no hay que usar la violencia. Basta con cambiar de posición y dejar pasar al perro a la derecha, eso sí, haciéndole notar nuestro enfado y, quizá, llevándole a casa como castigo.